Tras meses de planificación y excavar túneles con cucharas que les permitieran llegar al punto débil del penal -uno de los ventiladores que estaban en el tejado-, sólo tres de esos cuatro hombres lograron darse a la fuga: los hermanos Anglin y Frank Morris, quien se cree que fue el cerebro del virtuoso plan, todos ellos convictos confesos por robar bancos. El cuarto recluso, Allen West, permaneció en su celda sin que se hayan conocido nunca bien los motivos: el pánico o problemas logísticos que le impidieron llegar hasta el tejado de la cárcel. La información que en los años siguientes proporcionó West al FBI fue básica para conocer el plan de los fugados.
En manos inexpertas lo paranormal puede ser muy peligroso. ¿La tabla Ouija es un juego demoníaco o un simple engaño comercial? Poco antes de la Navidad de 1995, dos escolares de 15 años fueron persuadidos con engaños para entrar en casa de David McCallum, un fan de la música heavy metal a ver videos. Los dos chicos fueron conducidos al dormitorio de McCallum, que estaba lleno de libros sobre el asesino en masa Charles Manson y de grabaciones de Iron Maiden y Metallica, donde McCallum, de 20 años, les dijo que él y su amigo adoraban al diablo. En el centro de la habitación había un altar iluminado con velas y cubierto con un paño negro. Encima había una tabla Ouija. Los dos chicos, Michael Earridge y Stephen Cullan, aceptaron participar en una sesión y se les unió un amigo de McCallum, al que llamaremos Dennis. Palabras del diablo Mientras, sentados alrededor del altar, trataban de establecer contacto con los muertos, McCallum pr
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